La aparición de los portafolios –en cualquiera de las
ramas profesionales que se les dé uso- como método de apoyo, vino a dar
solución al problema que miles de profesionistas enfrentaban al no contar con
una herramienta que pudiera sistematizar y actualizar el material ocupado
durante una jornada habitual de trabajo y compararlo con aquel recabado en
tiempo anteriores. Logrando con ello, tener puntos de comparación sobre el
desarrollo de nuestra capacidad de análisis, crítica y comprensión de fenómenos
con respecto a nuestra praxis laboral y/o académica.
Dentro del aula de clases, esta herramienta me ha sido de
gran utilidad para que –cualitativamente- ser testigo –así como el mismo
alumnado- del progreso logrado a través del curso, conociendo las distintas
actividades que desarrollaron para fortalecer habilidades y destrezas en cada
uno de ellos y ellas.
No podría catalogar como aspectos negativos aquellas
situaciones que dificultan la implementación del portafolio de evidencias en
cualquier nivel, pues es un proceso encaminado al desarrollo de aprendizajes
significativos, y no obstáculos que entorpezcan este último; sin embargo, la
falta de creatividad, de interés, de motivación y compromiso con la tarea, no
siempre es reflejo del trabajo y esfuerzo realizado dentro de las aulas de
clase; existe una responsabilidad no aceptada dentro del contexto familiar, que
impone y estigmatiza la vida académica en general como un deber y una
obligación que requiere sacrificios; más que un amor y placer por aprender.
En la particular, han sido gratas las experiencias
vividas en mi trayectoria profesional, con alumnas y alumnos, que ellas y ellos
se han sorprendido del proceso de aprendizaje logrado no solo en un ciclo
escolar, sino en todos los ciclos que componen su educación básica. Siendo un
motor que los impulsa a superarse en su siguiente etapa y sentir un placer
genuino por seguir aprendiendo. Así mismo con colegas, es enriquecedor y sirve acto
retroalimentativo, compartir actividades personales y ser observadores de
nuestro propio desarrollo profesional y personal, siendo escuchas de nuestra
propia voz autocrítica y reflexiva sobre nuestra labor, nuestros logros y
debilidades que habremos de fortalecer, así como escuchas de la opinión de
personas que evalúan nuestro esfuerzo y desempeño diario en las aulas para
sacar lo de mejor de alumnas y alumnos con programas y actividades innovadoras
y creativas. Aceptando críticas constructivas e ideas para enfrentarse a nuevos
retos.
Relacionado a esto, me atrevo a decir que los portafolios
electrónicos o digitales bien a ser otra respuesta al fenómeno –más que
problema- actual con respecto al uso cada vez más constante de las Tics, siendo
el contexto laboral y académico donde más se utilizan.
Habrá que resaltar la capacidad adaptativa que muestran niños
y niñas actualmente a un medio tecnologizado, desde el uso de celulares,
tablets, laptops, televisores, reproductores, etc. Modifica su modo
relacionarse entre personas así como con su medio.
Este hecho hace que su demanda por contenidos temáticos debe
ser novedoso, llamativo e innovador para lograr atraer y elevar su interés y
curiosidad por saber más, de manera colectiva como autónoma. Haciéndonos
responsables -como guías en el proceso de aprendizaje- a estar en una constante
actualización y capacitación para poder crear las condiciones adecuadas que
permitan potenciar las cualidades individuales de niños y niñas y desarrollar a
plenitud sus destrezas por medio de acciones pedagógicas y programas
curriculares actualizados que adecuen las necesidades de alumnos y alumnas al
medio en el que se desarrollan.
Considero, que emigrar de portafolios físicos al mundo digital más que
ser una opción flexible y versátil, terminara siendo una necesidad, pues somos
testigos de que el uso de la tecnología está modificando las formas y modelos
de enseñanza y aprendizaje en la sociedad en general.
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